Por: Paula Iñiguez Gandara
El amor cuenta con infinitas manifestaciones, una de ellas es el amor al medio ambiente; amar a las plantas, animales y a todos los seres vivos nos ofrece enormes beneficios, la luz, el aire puro, el sol y las corrientes de energía.
La naturaleza es una obra perfecta, que nos ayuda a disfrutar del bienestar y aprender a experimentarla. Gracias a su grandiosidad debemos tenerle todo el respeto y por ello nos concede a cuidarla, preservarla y sobre todo amarla.
La costumbre de vivir bajo un techo, en un entorno urbano, ocasiona que se nos olvide la existencia de nuestro alrededor, no valoramos y dejamos de disfrutar los beneficios de la naturaleza. Las comodidades de la ciudad nos sumergen en mundos artificiales y no nos sentimos seres alejados de la creación.
Se nos olvida que vivimos gracias a la naturaleza, al campo, y que gracias a esto podemos respirar, pensar a profundidad, meditar y sobre todo el hecho de acordarte de que estás vivo.
Despejar la mente es uno de los factores más difíciles de lograr y se nos olvida que con la naturaleza es casi imposible no estar relajado. Te invitamos a despejar la mente empezando por respirar aire puro, sin ninguna preocupación y dejando atrás el ruido de la ciudad.
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